Aunque el presidente Álvaro Uribe duerme poco, estos últimos días debió conciliar muy bien el sueño. Después de meses de debates, críticas y escándalos que salpicaron su gobierno, esta semana recibió las dos mejores noticias que puede recibir un político: a sus opositores no les fue bien en las votaciones internas de sus partidos y a él le fue divinamente en la última gran encuesta que les mide el pulso a los colombianos, con lo cual le queda pavimentado el camino hacia su tercer mandato.
A diferencia de lo que ha ocurrido con otros mandatarios latinoamericanos y europeos que sufren un acelerado desgaste en el ocaso de sus reelecciones, Uribe hasta ahora no sabe qué es tener el sol a sus espaldas. Más aun, a pesar de los fuertes coletazos que el país suele darles a los jefes de Estado, Uribe ha logrado mantener con tendencia al alza su buena imagen, que en la encuesta es del 78 por ciento, y una intención de voto para su tercer período del 63 por ciento. Ni las 'chuzadas' del DAS a la Corte Suprema, ni las visitas clandestinas de personajes oscuros a la Casa de Nariño, ni el aumento del desempleo, ni los polémicos negocios de sus hijos Tomás y Jerónimo, han perjudicado su buena imagen, ni la percepción sobre su gestión ni la credibilidad sobre su figura. Ni siquiera la crisis económica pareciera tener nada que ver con él. A la gente le puede parecer un problema muy grave la crisis de la economía, que por primera vez llevará este año a un crecimiento negativo de Colombia en más de 10 años, o la crisis de la pirámide DMG, que dejó a millones de personas sin un peso, pero son eventos que no alcanzan a pellizcar al mandatario. Mientras en el pasado todo el mundo culpaba de sus desgracias al Presidente, con Uribe la gente siente que hay un Presidente que enfrenta las desgracias. Si bien nadie esperaba que creciera el rechazo a la figura de Uribe, para muchos no era aventurado pronosticar que aumentaría el rechazo a una nueva reelección del Presidente. El crecimiento de la franja de uribistas no reeleccionistas hizo pensar por un momento que la oposición podía echarse al bolsillo a estratos altos, clases medias urbanas, estudiantes y dirigentes que, si bien aprecian a Uribe, consideran que un tercer mandato es perjudicial para la democracia.Pero los resultados de la segunda gran encuesta de la alianza de medios de SEMANA, La FM, RCN radio y RCN televisión, y los resultados de las consultas internas del Partido Liberal y del Polo Democrático se encargaron también de derrumbar esas hipótesis. Ambos episodios muestran que la oposición, aunque ha tenido un desempeño digno de resaltar, está estancada. Y que Uribe, por el contrario, ha ganado terreno. Siete de cada 10 colombianos expresan un apoyo fuerte o muy fuerte hacia él (el 68 por ciento) y los otros candidatos que aspiran a la Presidencia parecen pigmeos ante un gigante. El 63 por ciento de las personas encuestadas votaría por Uribe mientras que los candidatos del Polo, Gustavo Petro, y del Partido Liberal, Rafael Pardo, que están en la efervescencia de sus respectivas campañas, alcanzan el segundo y el tercer lugar, con el 8 y el 5 por ciento, respectivamente.
(Ver ficha ténica)Es evidente que el poder de la Presidencia le da una ventaja a Uribe sobre los demás candidatos, pero también es cierto que un mal gobierno jugaría en favor de los candidatos que pretenden suceder al gobernante. La realidad es que nunca antes en la historia de Colombia, después de siete años de gobierno, se ha visto en las encuestas una figura con tanto magnetismo sobre la opinión.
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